jueves, 4 de noviembre de 2010

Niños Soldado

normatividad

Bellamy asegura a la Unión Africana que invertir en la infancia debe ser la principal prioridad de África

MAPUTO / GINEBRA, 8 de julio de 2003 - Un día antes de llegar a Mozambique para participar en una cumbre de dirigentes africanos, la Directora Ejecutiva del UNICEF, Carol Bellamy, dijo que la única posibilidad de lograr un desarrollo y progreso sostenibles en los países africanos es que sus dirigentes inviertan en la infancia, y que lo hagan "temprano y a menudo".
En una declaración que se produce al mismo tiempo que decenas de dirigentes nacionales se reúnen en la cumbre anual de la Unión Africana, Bellamy dijo que "para mantener vivas las esperanzas, África debe comenzar manteniendo con vida a sus niños y niñas".
"Desde Etiopía hasta Liberia, desde la RD Congo hasta Sudáfrica, los niños y niñas son la esperanza de este continente, incluso en medio de la crisis", dijo Bellamy. "Pero es necesario que los dirigentes mantengan las promesas realizadas destinando más recursos a los servicios sociales básicos. Invertir en la infancia es la única forma que tenemos de superar los enormes problemas que confronta África; es la única manera de reducir la pobreza, detener el SIDA y oponerse a los conflictos".
Al defender que el mejor índice del desarrollo para predecir el futuro es el bienestar de la infancia, Bellamy sugirió también que los países africanos empleen una serie de normas orientadas hacia la infancia como el indicador principal del progreso.
"El bienestar de vuestros hijos debe convertirse en la norma más importante para medir vuestros logros individuales como dirigentes", dijo Bellamy, que dirigió directamente sus ideas a los jefes de estado africanos. "Os pido que convirtáis la inversión en los niños y las niñas en vuestra primera prioridad, y que vuestra segunda prioridad sea evaluar abiertamente los resultados de la inversión. No esperéis otra semana u otro año. Su supervivencia -y la vuestra- depende de ello".
En la Cumbre Económica Africana que se celebró el mes pasado, Bellamy presentó primero una propuesta del UNICEF para establecer un sistema de medición del desarrollo nacional centrado en la infancia. La propuesta se presentó en forma de un Libro Blanco de 50 páginas titulado "El nuevo rostro de la NEPAD", en referencia a la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), un movimiento fundado el año pasado por los dirigentes africanos con el objetivo de asumir una responsabilidad por el destino del continente.
Bellamy expresó su apoyo a una propuesta de la NEPAD que propone un sistema anual de "examen de homólogos", e indicó que el UNICEF y otros organismos de las Naciones Unidas están dispuestos a prestar asistencia para la preparación de estos exámenes proporcionando los datos estadísticos uniformes necesarios para medir el progreso de las naciones.

Las tradiciones de los cimarrones de Moore Town


El Palenque de San Basilio
El Palenque de San Basilio es un poblado fundado por cimarrones quienes al mando de Domingo Bioho huyeron al monte para recuperar su libertad. Estos hechos sucedieron en el siglo XVII, en lo que hoy es el municipio de Mahates (Bolívar). Los rebeldes se ubicaron en los pequeños valles de los Montes de María. Su elección estuvo relacionada con las abundantes lluvias que bañan la región nutriendo los caudales de los arroyos que proveían y aún proveen de agua a sus habitantes. El arroyo Caballito es un lugar de gran importancia para la cultura palenquera. Allí han encontrado la manera de satisfacer sus necesidades como el baño y el lavado de la ropa. Pero el agua que se utiliza para el hogar y la alimentación no se toma directamente de la corriente. En los playones del arroyo, las mujeres cavan pocitos llamados cacimbas. Gracias a la filtración se llenan de agua más cristalina que las mujeres transportan en unos cilindros de latón.
Las casas del Palenque se construyen hoy con palma amarga, lata y bejuco malibú. Antes de la Guerra de los Mil Días (1899-1902), las manzanas del lugar contaban con un mayor número de casas. Pero el paso de tropas del general Jaramillo incendió todo el poblado en represalia por la ayuda que sus moradores le habían prestado al general Robles, jefe de un batallón hostil al gobierno. Ese mismo día incendiaron a Plan Parejo, situado en la mitad del camino que conduce de Palenque a Malagana, donde existían alrededor de unas sesenta casas de pobladores afrocolombianos.
A raíz del título mundial de boxeo obtenido por Pambelé en 1974, el gobierno instaló el servicio de energía eléctrica en la población y en 1978 se inauguró el servicio de acueducto cuyo funcionamiento esporádico no ha cambiado las costumbres de ir al arroyo para lavar la ropa y conversar. La construcción del coliseo de boxeo fue otra de las obras que dejó el campeón mundial en San Basilio.
En 1979 el poblado tenía siete calles, dos de las cuales salen de una inmensa plaza, en cuyo cementerio se encuentra en la entrada de la población. Para esa fecha existían 308 viviendas construidas en bahareque.
La casa típica palenquera es de planta rectangular con techo a cuatro vertientes. Todo el material utilizado en la construcción lo suministra el entorno. El techo es de palma amarga y las paredes de lata, las cuales se colocan verticalmente, bien acopladas y sujetas con bejuco malibú a varas gruesas y dispuestas de manera horizontal. En términos generales recubren las paredes interiores y exteriores con una mezcla de estiércol con arena.
Es costumbre en el lugar que la construcción de las vivienda esté bajo la dirección de un maestro de obras y lo
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La resistencia a la esclavitud de la gente africana y de sus descendientes fue constante durante todo el periodo colonial. Formas pasivas, como el desgano en el trabajo, la destrucción de los instrumentos de labor y la desobediencia colectiva, fueron algunas de sus expresiones. A éstas se sumaron otras, activas, como la rebelión y el enfrentamiento. Todas las formas de resistencia contra la esclavitud y la discriminación se denominan cimarronaje.
Las expresiones del cimarronaje se conocen con el nombre de cabildos. Estos eran asociaciones de personas procedentes de un mismo lugar en África, que compartían una historia similar. Sus miembros se reunían con frecuencia para realizar bailes, toques de tambor y cantos en los días de fiesta. Los cabildos también se desempeñaban como sociedades de socorro: reunían fondos para resolver las necesidades de sus miembros y auxiliaban a los recién llegados de África. En Cartagena de Indias fueron famosos los cabildos Arará y Mina hasta que, en el siglo XVIII, sus casas fueron cerradas por las autoridades. Esta actitud represiva del gobierno español se debió a que las actividades que allí se realizaban les permitían a los africanos recordar sus costumbres, consideradas en contra de la religión católica. La gente de una misma cultura recurría a sabidurías propias, decisiones y acciones para aliviar sus penas, curar sus dolencias e idear estrategias para recuperar la libertad.
Los cabildos fueron centros de evocación y afirmación de valores, imágenes, música, culinaria y expresiones lingüísticas o gestuales de tradición africana. Por esta razón se consideran refugios de africanía, es decir, espacios donde la gente del África podía evocar las memorias, sentimientos, aromas, formas estéticas, texturas, colores y armonías de su tierra natal. Con el paso del tiempo, y gracias a su creatividad, enriquecieron sus legados con tradiciones europeas e indígenas, al tiempo que muchas de sus prácticas se arraigaron en las sociedades de los peninsulares y nativos americanos. No sólo los cabildos fueron espacios de resistencia al cautiverio en la Nueva Granada. Los palenques también lo fueron. Eran pueblos fortificados, construidos por los africanos que huían de sus amos. Los grupos de fugitivos apalencados amenazaron la estabilidad económica de la sociedad esclavista. Para los amos, el cimarronaje representaba una pérdida económica. Los esclavizados tenían un precio y, al fugarse, se fugaba también el capital que representaban. Además eran una amenaza constante porque obstaculizaban el tránsito de mercancías, asaltaban y asesinaban a los viajeros que se dirigían o partían de las ciudades, y ejercían una gran influencia sobre aquellos que aún permanecían en cautiverio. Por otra parte, los cimarrones que vivían en Cartagena y sus alrededores eran vistos como posibles aliados de los piratas ingleses y franceses que deseaban saquear el puerto.
Pero la búsqueda de la libertad no se limitó a la resistencia religiosa y bélica. A principios del siglo XVIII ya existía una importante población de criollos, es decir, nacidos en la Nueva Granada, aunque de padres africanos. También se llamaba criollos a los hijos de padres españoles y madres africanas. La sociedad colonial designó a estas últimas personas con la palabra mulatos. En ambos casos el término criollo se refería al hecho de no haber nacido en África, sino en los territorios esclavistas americanos.
Un siglo y medio después del inicio de la trata, los criollos recurrieron a las leyes para reclamar su libertad. Las Leyes de Indias y los Códigos Negros regían la vida colonial y la de los esclavizados. A pesar de que muchas de ellas autorizaban el trato inhumano de los cautivos, otras permitían al esclavizado la posibilidad de manumitirse, es decir, de liberarse de la esclavitud. Las modalidades eran múltiples. La libertad podía alcanzarse por concesión o gracia cuando el propietario de un esclavizado lo liberaba sin ninguna contraprestación ni pago. O el cautivo se liberaba cuando lograba reunir el dinero equivalente a su precio y compraba su propia carta de libertad. La transacción era legal, pero se llevaba a cabo sólo si su dueño estaba de acuerdo con la propuesta. Esta modalidad se conocía como automanumisión. La tercera forma de lograr la libertad por la vía de las leyes surgió en 1821, durante los primeros años de la República, cuando se promulgó la Ley de Libertad de Vientres, según la cual el Estado liberaba a todos los africanos y sus descendientes nacidos a partir de ese año. Por último, la Ley de Abolición de 1851, que eliminó totalmente la esclavitud en Colombia.
La resistencia también se dio en el ámbito de las creencias y del lenguaje. La espiritualidad de la gente del África, su interpretación del cristianismo, la pervivencia de ancestrales saberes y técnicas botánicas y médicas continuaron activas en la Nueva Granada. Las llamadas curandería, brujería y hechicería eran en realidad prácticas que tenían que ver con métodos curativos africanos que circulaban en todas las ciudades del territorio español, donde no sólo se hablaban lenguas africanas, indígenas y europeas, pues ya habían nacido las lenguas criollas, que combinaban herencias de origen africano con aportes del español y el inglés.

                El Cimarronaje Armado
cimarronaje armadoEsta forma de resistencia se basó en la guerra. Era una estrategia puesta en marcha por individuos o grupos cuyo objetivo principal era recobrar la libertad. A quienes intentaron esta vía se les conoció como cimarrones huidos o alzados. Era claro que su intención era la rebelión.
Los Cimarrones
Desde el siglo XVI, la palabra cimarrón sirvió para nombrar todo aquello que era silvestre o salvaje. También se empleó para designar a los esclavizados que huían al monte. [La palabra inglesa maroon, como la francesa marron, proviene de la española cimarrón. Tal como se usó en el Nuevo Mundo, cimarrón se refirió originalmente al ganado doméstico que se había escapado a las montañas en La Española y poco después también a los esclavos indios que habían escapado de los españoles. Al finalizar la década de 1530 ya se había empezado a aludir principalmente a los fugitivos afroamericanos.] La fuga era el primer paso, luego venía el enfrentamiento para tratar de preservar lo que habían construido durante su breve libertad. La historia del cimarronaje es la historia de rebeliones audaces y continuas, orientadas por el ansia de libertad.
Los cautivos africanos que no se resignaron a su suerte huyeron a los montes tupidos o arcabucos, atraídos por la ilusión de una libertad permanente. Cualquiera que fuera el motivo y la forma escogida, la fuga siempre expresaba la resistencia hacia la esclavitud. Esto hizo que de todos los delitos cometidos por la población esclavizada, el más serio y el que con mayor rigor castigaba el imperio español fuera el “vicio” del cimarrón.
Los Palenques
Desde los inicios del periodo colonial muchos esclavizados se volvieron cimarrones y conformaron pequeñas bandas en las montañas. De manera espontánea fueron tomando conciencia de grupo hasta que se convirtieron en apalencados y fundaron poblados autónomos llamados palenques. Estas comunidades agrícolas se ubicaron en sitios de difícil acceso protegidos por fortificaciones en forma de empalizadas y fosos escondidos, y defendidos por gente equipada con arcos, flechas y armas de fuego. En los reportes del gobernador de Cartagena, Gerónimo de Suazo, se menciona que cuando los soldados españoles lograban hallarlos para destruirlos, se encontraban con aldeas bien dispuestas en las que predominaban cultivos de maíz, gallinas y yuca.
Los palenques albergaban gentes de diversos orígenes africanos. El liderazgo político, militar y religioso fue una constante en este tipo de sociedades guerreras organizadas por grupos de edad, es decir, mediante un sistema que propendía por la reunión de todas las personas según sus años y su sexo. Esta forma de articular a la colectividad era una respuesta táctica a la necesidad de mantener en pie de guerra partidas de soldados dispuestos a defender el palenque.
El Palenque de San Basilio, situado a 60 km de Cartagena, es una comunidad de descendientes de cimarrones africanos del siglo XVII. Domingo Biohó fue el líder mítico cuya fiereza quedó plasmada en los reportes que los gobernadores de la Provincia de Cartagena enviaban a la Corona. Desde 1603, la fuga de esclavizados de la ciudad de Cartagena y sus alrededores inquietó a las autoridades. Los fugitivos no sólo partían con las herramientas de labranza y las armas de fuego, sino que fundaban pueblos en las ciénagas inaccesibles de la región. Desde sus fortalezas descendían al valle del río Magdalena para asaltar las embarcaciones que transportaban víveres, oro y todo tipo de mercancías. La guerra duró casi un siglo hasta que, en 1691, el rey de España optó por la negociación y les otorgó las tierras en las que habían levantado sus poblados.
Gracias a los documentos coloniales se sabe que los palenques de la costa Caribe, en especial los que estaban situados en los Montes de María, como el Palenque de San Basilio, tuvieron una economía de subsistencia basada en sementeras de yuca y maíz, y que establecieron contactos con los esclavizados de las haciendas vecinas, quienes les servían de intermediarios para cambiar pequeñas cantidades de oro extraído de las arenas auríferas de los ríos por medio de armas de fuego.
Ubicación de los Palenques
La documentación colonial muestra que desde muy temprano hubo palenques en la Península de La Guajira y en las gobernaciones de Santa Marta y Cartagena. En el siglo XVI esta última contó con asentamientos de fugitivos ubicados en los alrededores de los pueblos de San Sebastián de Buenavista, Tofeme en el partido de Tolú y la barranca de Malambo. Estos palenques estaban densamente poblados.
En el siglo XVII el inconformismo de los esclavizados aumentó y los palenques se multiplicaron. En la Provincia de Cartagena fueron numerosos. Estaban diseminados a lo largo y ancho del territorio, ocupando el norte, centro y sur de la provincia. En el norte, la actividad se concentraba en la Sierra del Luruaco, donde tenían gran influencia los poblados rebeldes designados con los nombres de Betancur y Matuberé. En el centro, las comunidades cimarronas de San Miguel y El Arenal, situadas en las estribaciones de la Sierra de María, eran reconocidas por su larga tradición de rebeldía y porque contaban con más de doscientos cimarrones cada una. En el sur, los asentamientos de Cimarrón y Norosi se establecieron en la Serranía de San Lucas y ejercieron su dominio en los territorios situados entre los ríos Magdalena y Nechí. Tanto en estos como en los del centro convivieron criollos y deportados africanos de diversos orígenes.
En el siglo XVIII los palenques se situaron a lo largo de los valles formados por los ríos Cauca y Magdalena. Un buen ejemplo lo constituye El Castigo, ubicado en el suroccidente del virreinato de Santa Fe, que congregó a más de cuatrocientas familias asentadas en dos poblados estables, y que basaban su subsistencia en una economía estacional.
El Cimarronaje Jurídico
cimarronaje juridicoEsta forma de cimarronaje da razón de la manera como la gente africana, y sobretodo su descendencia criolla, se apropiaron de las leyes españolas en el intento de redimirse de su condición mediante vías legales.
La Manumisión
Utilizando un recurso legal que hacía parte integral del sistema jurídico español, muchos cautivos vieron cumplirse el sueño de alcanzar su libertad y la de sus parientes. Dentro de las variedades de manumisión existieron aquella lograda por concesión o gracia, la alcanzada por automanumisión y las obtenidas por la aplicación de la Ley de Libertad de Vientres y la Ley de Abolición.
Por concesión o gracia
Los documentos coloniales nos enseñan que esta modalidad de manumisión se sustentaba en el principio de propiedad. El propietario de esclavos, en vida o al momento de elaborar su testamento, podía disponer de los cautivos y liberarlos sin ninguna restricción. Sin embargo, este comportamiento no debe interpretarse como reflejo de un acto benévolo, pues en la mayoría de los casos las condiciones que motivaban las liberaciones estaban asociadas a aspectos económicos, es decir, ocasiones en las que resultaba más rentable prescindir de los esclavizados (especialmente de quienes estuvieran impedidos físicamente), que alimentarlos.
Automanumisión
Consistía en la compra de la libertad por parte de los propios esclavizados. La automanumisión fue el medio más común por el cual se efectuó la emancipación de los cautivos, sobre todo en la costa Pacífica colombiana. Los esclavizados tenían derecho a descansar sólo el domingo y los días de fiestas patronales, fechas en las que laboraban en las minas de aluvión con el fin de reunir el oro equivalente a su precio y al de sus familias. El trabajo duro y la fidelidad entre los parientes les permitió lograr acuerdos con sus dueños. El ahorro y la solidaridad se consolidaron entonces como el instrumento más adecuado para acceder a una carta de libertad y es allí donde posiblemente se halla el origen de la familia libre en algunas regiones del país.
Ley de Libertad de Vientres de 1821
Las luchas por la independencia del dominio español desencadenaron serios conflictos en la América hispana. Los ejércitos del Libertador estaban siempre urgidos de soldados para enfrentar a las tropas del rey. Bolívar sugirió que, si los esclavizados participaban en las batallas de emancipación, se le otorgaría la libertad tan pronto terminara la guerra. Esta propuesta no fue bien recibida por los dueños de los esclavos, quienes resultarían perdedores en cualquier caso: si el esclavizado partía a la guerra y moría en combate, lo perderían; si regresaba vivo y victorioso sería libre sin que su dueño recibiera dinero a cambio. Ante esta situación los amos exigieron ser indemnizados. La puesta en marcha de diversas medidas para lograr el respaldo de la población esclavizada generó un clima de gran expectativa frente a su liberación. Leyes como la promulgada en 1814 por la República de Antioquia, que prohibió el tráfico de esclavizados y estipuló la libertad de partos y la emancipación gradual de sus ascendientes, crearon el ambiente propicio para adoptar una legislación sobre manumisión.
La promulgación de la Ley de Libertad de Vientres fue, entonces, el recurso de un Estado liberal que trataba de mantener la paz de la joven república; tranquilidad que se veía alterada por la presión de los esclavizados que habían participado de forma activa en el proceso de independencia. Esta ley decretó la abolición del tráfico y concedió la libertad nominal a todos los afrodescendientes nacidos de una mujer en cautiverio. La disposición comenzaría a regir desde el instante mismo en que fuera promulgada la norma. Sin embargo, y como medio para garantizar el derecho de propiedad de los esclavistas, la ley terminó por prolongar la esclavitud al estipular un tutelaje obligatorio de 18 años y el cumplimiento de una serie de requisitos de difícil observancia por parte de los libertos, quienes quedaron sujetos a la benevolencia de los propietarios. Estos aspectos de la ley indujeron a la población esclavizada a un cimarronismo más acentuado y a la agitación social.
Ley de Abolición de 1851
La prolongación del periodo de tutela del liberto hasta los 25 años, la ineficacia extrema de las juntas de manumisión, encargadas de pagar al contado por cada esclavizado adulto que debiera ser redimido, y la reapertura del tráfico negrero fueron algunas de las estrategias que emplearon los esclavistas del país para disminuir los alcances de la Ley de Libertad de Vientres. Estas trabas, junto con la mala calidad de vida de la población esclavizada, generaron su alzamiento en los territorios suroccidentales del país; levantamiento que fue reprimido y castigado.
A raíz de estos acontecimientos, y gracias a la presión del pensamiento abolicionista, que veía en la servidumbre una traba para la imposición del trabajo libre asalariado, se decretó, en 1851, la libertad forzosa de la población esclava. El efecto de esta ley fue relativo porque la población cautiva era muy poca para entonces, pues la mayoría había logrado comprar, de manera progresiva desde finales del siglo XVII, su carta de libertad.
Por concesión o gracia
Los documentos coloniales nos enseñan que esta modalidad de manumisión se sustentaba en el principio de propiedad. El propietario de esclavos, en vida o al momento de elaborar su testamento, podía disponer de los cautivos y liberarlos sin ninguna restricción. Sin embargo, este comportamiento no debe interpretarse como reflejo de un acto benévolo, pues en la mayoría de los casos las condiciones que motivaban las liberaciones estaban asociadas a aspectos económicos, es decir, ocasiones en las que resultaba más rentable prescindir de los esclavizados (especialmente de quienes estuvieran impedidos físicamente), que alimentarlos.
Automanumisión
Consistía en la compra de la libertad por parte de los propios esclavizados. La automanumisión fue el medio más común por el cual se efectuó la emancipación de los cautivos, sobre todo en la costa Pacífica colombiana. Los esclavizados tenían derecho a descansar sólo el domingo y los días de fiestas patronales, fechas en las que laboraban en las minas de aluvión con el fin de reunir el oro equivalente a su precio y al de sus familias. El trabajo duro y la fidelidad entre los parientes les permitió lograr acuerdos con sus dueños. El ahorro y la solidaridad se consolidaron entonces como el instrumento más adecuado para acceder a una carta de libertad y es allí donde posiblemente se halla el origen de la familia libre en algunas regiones del país.
Ley de Libertad de Vientres de 1821
Las luchas por la independencia del dominio español desencadenaron serios conflictos en la América hispana. Los ejércitos del Libertador estaban siempre urgidos de soldados para enfrentar a las tropas del rey. Bolívar sugirió que, si los esclavizados participaban en las batallas de emancipación, se le otorgaría la libertad tan pronto terminara la guerra. Esta propuesta no fue bien recibida por los dueños de los esclavos, quienes resultarían perdedores en cualquier caso: si el esclavizado partía a la guerra y moría en combate, lo perderían; si regresaba vivo y victorioso sería libre sin que su dueño recibiera dinero a cambio. Ante esta situación los amos exigieron ser indemnizados. La puesta en marcha de diversas medidas para lograr el respaldo de la población esclavizada generó un clima de gran expectativa frente a su liberación. Leyes como la promulgada en 1814 por la República de Antioquia, que prohibió el tráfico de esclavizados y estipuló la libertad de partos y la emancipación gradual de sus ascendientes, crearon el ambiente propicio para adoptar una legislación sobre manumisión.
La promulgación de la Ley de Libertad de Vientres fue, entonces, el recurso de un Estado liberal que trataba de mantener la paz de la joven república; tranquilidad que se veía alterada por la presión de los esclavizados que habían participado de forma activa en el proceso de independencia. Esta ley decretó la abolición del tráfico y concedió la libertad nominal a todos los afrodescendientes nacidos de una mujer en cautiverio. La disposición comenzaría a regir desde el instante mismo en que fuera promulgada la norma. Sin embargo, y como medio para garantizar el derecho de propiedad de los esclavistas, la ley terminó por prolongar la esclavitud al estipular un tutelaje obligatorio de 18 años y el cumplimiento de una serie de requisitos de difícil observancia por parte de los libertos, quienes quedaron sujetos a la benevolencia de los propietarios. Estos aspectos de la ley indujeron a la población esclavizada a un cimarronismo más acentuado y a la agitación social.
Ley de Abolición de 1851
La prolongación del periodo de tutela del liberto hasta los 25 años, la ineficacia extrema de las juntas de manumisión, encargadas de pagar al contado por cada esclavizado adulto que debiera ser redimido, y la reapertura del tráfico negrero fueron algunas de las estrategias que emplearon los esclavistas del país para disminuir los alcances de la Ley de Libertad de Vientres. Estas trabas, junto con la mala calidad de vida de la población esclavizada, generaron su alzamiento en los territorios suroccidentales del país; levantamiento que fue reprimido y castigado.
A raíz de estos acontecimientos, y gracias a la presión del pensamiento abolicionista, que veía en la servidumbre una traba para la imposición del trabajo libre asalariado, se decretó, en 1851, la libertad forzosa de la población esclava. El efecto de esta ley fue relativo porque la población cautiva era muy poca para entonces, pues la mayoría había logrado comprar, de manera progresiva desde finales del siglo XVII, su carta de libertad.
La Familia
Las formas familiares de los grupos afrocolombianos se conciben, hoy en día, como una de las respuestas adaptativas que los primeros esclavizados africanos llevaron a cabo para reconstruir la unidad básica de la sociedad. Este proceso tuvo lugar en condiciones físicas y socioculturales adversas. Se nutrió de diversos elementos de organización de las sociedades africanas de donde eran originarios. La familia extensa de origen africano se constituyó a partir de redes de parientes. En este tipo de familia cada hombre tenía, y aún tiene, derecho a tener varias esposas. Esta práctica se conoce como poliginia.
La organización familiar de las poblaciones de ascendencia africana del litoral Pacífico parece tener sus orígenes en las primeras cuadrillas de esclavizados que fueron introducidos allí para las actividades de la minería. Inicialmente estos equipos de trabajo minero estaban constituidos por hombres. Luego, los propietarios de las minas introdujeron mujeres esclavizadas para que se desempeñaran como domésticas. Estas mujeres crearon lazos afectivos con los esclavizados mineros, con quienes tuvieron hijos. Es muy probable que los hijos fueran de diferentes padres, pues estos eran desplazados de un lugar a otro según las necesidades del amo. Dadas las circunstancia, la pertenencia familiar no se basaba exclusivamente en los lazos genéticos o en los vínculos de sangre. La crianza de los recién nacidos requería del apoyo de todo el grupo para poder garantizar su sobrevivencia. Desde entonces, el sentido de familia entre la gente de origen africano en Colombia se rige por normas que combinan los lazos de sangre con la responsabilidad que la comunidad siente con respecto a cada recién nacido. Esta concepción de la familia es fundamento de su identidad.
El proceso de reconstrucción social fue lento y difícil. Pero poco a poco este primer núcleo de organización de la sociedad gestó formas familiares más complejas, como la conocida con el nombre de troncos de descendencia. Estos son grupos de parientes que remontan su historia y el origen de su familia hasta un antepasado común, fundador de la descendencia. Esta forma de organización se halla presente entre la gente de origen africano del departamento de Nariño. Ellos son mineros cuyas historias familiares se asemejan a la forma de un árbol con un tronco muy fuerte, que simboliza al fundador del grupo, y todas las ramas, que representan a las diferentes familias que conforman la gran parentela. Tras el impacto de la deportación, la reconstrucción de la familia se convirtió en un recurso social efectivo para avivar las relaciones de reciprocidad y poder hacer frente a la vida miserable a la que eran sometidos. La generosidad era una cualidad frecuente que afloraba cuando cualquier miembro de la extensa red de parientes intentaba comprar la libertad. Este tipo de organización ostenta similitudes con la familia extendida propia de las comunidades africanas. En ella la descendencia de los parientes se traza con referencia a un antepasado fundador y la poliginia es parte del ciclo vital de la familia.
Las comunidades cimarronas de la costa Caribe colombiana reconstruyeron sus familias de otro modo. En el Palenque de San Basilio (departamento de Bolívar) la base de la organización política guerrera de los primeros años estuvo relacionada con la edad. El palenque colonial eran un espacio de vida y un lugar de entrenamiento de sus miembros para enfrentar a las milicias españolas. La población cimarrona estuvo organizada de tal modo que las personas que podían combatir debían estar siempre disponibles. Hoy, en San Basilio de Palenque, persiste una forma de organización de la sociedad que se basa en los grupos de edad compuestos por dos mitades: una masculina y otra femenina. Esta forma de organización se conoce como cuagros. En nuestros días los cuagros no cumplen una función militar, pero desempeñan papeles de gran importancia ligados al ciclo vital de los individuos, desde el nacimiento hasta la muerte. Los cuagros actuales conforman unidades mayores llamadas compuestos o conjuntos. Estos son una forma de asociación residencial que se constituye teniendo en cuenta la vecindad y los vínculos de consanguinidad. Cada compuesto tiene una casa mayor habitada por un jefe que se conoce como el meyo. Es muy probable que, durante la época colonial, los jefes del palenque fueran las autoridades militares y religiosas. Las crónicas de las luchas de los españoles contra este pueblo cimarrón hablan de un zahorí, es decir, de un jefe religioso dentro del palenque. También existían los capitanes o jefes militares. Con el paso del tiempo y el cese de la persecución, los capitanes, zahoríes y grupos de edad fueron asumiendo nuevas labores. Los cuagros y compuestos dejaron de ser escuadras guerreras para convertirse en formas de sociabilidad entre la misma gente del poblado, en espacios para compartir la cotidianidad del trabajo, las actividades sociales y religiosas.
El Territorio
La construcción territorial de las comunidades afrocolombianas mantiene estrecha relación con la reconstrucción de la familia. En Colombia, la identificación de la gente de origen africano con sus territorios está definida por dos principios: primero, la parentela; segundo, las actividades económicas que desarrollan, las cuales han dado lugar a la creación de paisajes particulares.
En el caso del Pacífico colombiano, después de haber obtenido sus cartas de libertad, los descendientes de cautivos africanos mantuvieron en el trabajo patrones de organización comunitaria. Los libres, como se auto denominan estas personas hoy, son descendientes de antiguos esclavizados que compraron su propia libertad. De este modo, la liberación se convirtió en un hito de migración y poblamiento. Una vez que eran libres, muchos de los africanos y sus descendientes partían de las tierras y minas de sus antiguos amos. En el caso del Chocó, este proceso se inició hacia 1720, casi 130 años antes de que se promulgará la Ley de Abolición. Los primeros asentamientos de los libres eran pequeñas unidades productivas organizadas a partir de la parentela. Así accedían a los recursos disponibles, siempre de manera recíproca. En el caso del sur del Pacífico, más exactamente en la costa nariñense, los troncos, estructurados con base en las parentelas, crearon un territorio propio en el que se reconocieron derechos de trabajo y herencia de acuerdo con criterios familiares.
Desde principios del siglo XVIII toda la costa Pacífica vivió un cambio territorial importante. La riqueza producida por el oro no sólo benefició a los amos, sino a los esclavizados que podían comprar su propia libertad. La automanumisión está ligada con el proceso de poblamiento de la gente afrocolombiana en el Pacífico porque, para poder asentarse y crear un poblado, era necesario ser libre, no esclavo. La libertad incluía la movilidad. En cautiverio la única movilidad permitida era la que otorgaba o exigía el amo. En cambio, el acceso a la libertad produjo migraciones muy variadas que aún no se han estudiado suficientemente. Sólo se sabe que la gente del litoral Pacífico colombiano fue migrando en busca de nuevas tierras y nuevas posibilidades de vivir como seres humanos, lejos de los amos. De este modo se fueron estableciendo cadenas de familiares a lo largo de los ríos y de toda la costa. Los vínculos familiares se tejieron como una inmensa telaraña que contenía los trazos de sus territorios. Poblados, sitios reservados para las relaciones sociales comunitarias, espacios destinados a las actividades económicas de la agricultura, la minería, la pesca y la cacería. Este conjunto de lugares y de experiencias de vida compartido por las nuevas comunidades de libres creó el sentido de pertenencia a un territorio, que desde entonces fue concebido no sólo como espacio geográfico, sino como lugar de ocupación, uso, habitación y escenario para la realización de prácticas culturales.
El Cimarronajes Cultural o Simbólico
palenquesLos palenques y las cartas de libertad no fueron los únicos escenarios de la resistencia contra la esclavitud en la Nueva Granada. Innumerables saberes, prácticas y técnicas también hicieron parte de la lucha contra el cautiverio y el castigo. Muchos de los africanos y africanas que vivieron en estas tierras durante el periodo colonial eran expertos botánicos y zoólogos que dominaban los misterios de los reinos vegetal y animal; los minerales y sus propiedades. Estos conocimientos estaban en consonancia con una visión religiosa del universo que concibe el mundo de los vivos y el mundo de los muertos como una unidad. En esta particular manera de interpretar la realidad todos los seres de la naturaleza se consideran criaturas capaces de comunicar y es por esta razón que se hace posible curar con plantas, con porciones animales o con minerales. Es a estos conceptos a los que Occidente ha denominado “pensamiento mágico” o magia. Todas estas pericias eran empleadas con fines curativos: los curanderos se dedicaban a sanar los males del cuerpo y algunas mujeres, llamadas hechiceras, se ocupaban de aliviar los males del alma, en especial el mal de amores. Muchas de las prácticas realizadas con estos fines están en relación directa con legados ancestrales de origen africano.
Esta forma de relacionar lo natural con lo espiritual, propia de las tradiciones africanas, se expresó con tal fuerza en la sociedad colonial que cada uno de estos saberes fue considerado peligroso. Desde entonces, la justicia civil y el poder eclesiástico consideraron que su aplicación infringía la moral establecida. Quienes obraban este tipo de habilidades botánicas, mágicoreligiosas y adivinatorias fueron acusados de curandería, brujería y hechicería ante el Tribunal del Santo Oficio y recibieron implacables castigos por ello.
Los saberes botánicos y medicinales o la curandería
Los esclavizados sostuvieron una relación con los reinos vegetal y animal mediada por la interacción constante con el mundo de los espíritus. Las propiedades de las plantas que sirvieron como ingredientes para preparar brebajes, ungüentos y polvos eran liberadas por medio de palabras mágicas, gestos y ofrendas ejecutadas en los contextos de curación. En este sentido, poder, saber botánico y espiritualidad constituyeron una unidad sagrada en la que fueron entrenados los hijos e hijas de los primeros africanos con el fin de sostener un diálogo con los seres del mundo natural y mantener vivas las tradiciones curativas africanas en el Nuevo Mundo.
Los curanderos, llamados maestros o mohanes, sobresalieron por su erudición en las virtudes o propiedades de los vegetales y por sus artes curativas. Mediante procesos creativos aprendieron las propiedades de la flora y la fauna americanas, y construyeron los instrumentos necesarios para aplicarlas con fines terapéuticos. Emplearon una taxonomía fundamentada en criterios olfativos y térmicos para clasificar las bondades de las plantas en frío y en caliente. La masticación y la cocción fueron métodos utilizados para liberar tales esencias, que aplicaron en forma de emplastos e infusiones para combatir enfermedades de características opuestas.
Una concepción particular de la enfermedad, que contemplaba criterios fisiológicos y causas sobrenaturales, hizo que los mohanes, además de sus cultura botánica, manejaran técnicas de adivinación que actuaban en la fase preliminar del diagnóstico. Este conocimiento particular les brindó gran movilidad en el seno de la sociedad esclavista. Sin embargo, mantener viva la tradición y utilizarla como una estrategia de sobrevivencia les mereció la persecución de la justicia civil y de la iglesia, acusados de yerbatería y curandería.
Los saberes mágico-religiosos o la brujería
La gente desterrada del continente africano era portadora de una particular visión religiosa del mundo, fundamentada en un sistema complejo que integraba, mediante la oralidad, el espacio de los vivos con el de los muertos. El culto a los antepasados se constituyó, entonces, en un ámbito sagrado que se ritualizaba a partir de la palabra, el gesto y el despliegue iconográfico; así se creaba el escenario donde se podían adquirir los fundamentos del ser individual, social, religioso y político.
Esta concepción de la realidad, que integraba la naturaleza con la mente, suponía la existencia de potencias, espíritus o almas interactuantes propias de los seres del mundo material que, al ser liberadas a través de la palabra, debían establecer la comunicación entre los vivos y los muertos. En este sentido, la palabra era considerada el agente activo de la magia y un soporte de la memoria colectiva. En la Nueva Granada, los esclavizados africanos y sus descendientes heredaron y conservaron esta línea de pensamiento y la emplearon para crear y recrear prácticas mágicoreligiosas que les permitieron garantizar su supervivencia física y cultural. Esta forma de resistencia tuvo variados matices: se hacía renegando de forma voluntaria de la fe que profesaban los amos y colocándose así por fuera de la religión católica; o manipulando y utilizando las potencias de los seres del mundo material con el propósito de generar desequilibrios y atacar a los representantes del sistema esclavista.
La sociedad colonial valoró de forma negativa este tipo de prácticas culturales y espirituales, se apartó de su sentido real llamándolas brujería y buscó, a toda costa mediante la evangelización, que el cautivo africano renegara de sus tradiciones con el fin de integrarlo a las del mundo católico occidental.
Las prácticas adivinatorias o la hechicería
La magia amorosa fue empleada para curar los males del alma. Era un instrumento para ejercitar las pasiones y la sexualidad. La sociedad católica denominó hechicería a este tipo de rutinas con fines amatorios, en las que se recurría a exhortos adivinatorios y conjuros. La estigmatización de esta práctica por parte de la justicia colonial pretendió en principio ejercer un control social sobre la sexualidad de los esclavizados, imponiéndoles la ética de la monogamia, pero más tarde se extendió a todos los sectores de la población del Nuevo Reino de Granada, entre los que intentó suprimir este tipo de creencias.
La resistencia lingüística
cimarrones poblacionCuando personas de diversas culturas, que hablan idiomas diferentes, se ven repentinamente obligadas a compartir un mismo espacio, surge un problema de comunicación. Ese tipo de contacto cultural forzado tuvo lugar durante todo el periodo de la trata en los puertos y ciudades a donde llegaron las gentes africanas. Para resolver este inconveniente, los grupos humanos en contacto elaboraron nuevas lenguas que los lingüistas llaman lenguas criollas. En este tipo de situaciones surgen primero lo que se conoce como lenguas de contacto, llamadas pidgin. Estas primeras expresiones representan un intento de aprendizaje de la lengua del grupo dominante. En el caso de los africanos que estuvieron involucrados en la trata, la lengua dominante era el portugués, pues su presencia fue muy importante en las costas del África occidental durante todo el periodo de la trata negrera. Los pidgin son lenguas rudimentarias y limitadas porque carecen de recursos gramaticales, tales como los artículos, las preposiciones y los verbos auxiliares. Cuando un pidgin se convierte en la lengua materna de una comunidad, pasa a ser una lengua criolla. El pidgin rudimentario evoluciona y permite expresar todas las situaciones y sentimientos asociados a la vida cotidiana. Las lenguas criollas resultantes de la adopción de un pidgin por parte de una comunidad determinada poseen la misma complejidad, fuerza de expresión y plasticidad propias de cualquier lengua. Colombia es un país que cuenta en su abanico lingüístico con dos lenguas criollas habladas por la gente afrocolombiana: la de San Basilio de Palenque y la del Archipiélago de San Andrés y Providencia. La primera se conoce como palenquero y la segunda como “inglés criollo” de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
El palenquero de San Basilio
Entre los siglos XV y XVIII muchos grupos de cimarrones se fugaron hacia los montes y ciénagas aledañas a la ciudad de Cartagena de Indias. Allí fundaron palenques en donde vivían de manera autónoma, al margen de la sociedad esclavista. Las condiciones de relativo aislamiento en las que permaneció el palenque permitieron el desarrollo de una lengua propia. La lengua del palenque es la única lengua criolla de base léxica española que ha sobrevivido en el Caribe. Por esta razón se le reconoce como una reliquia lingüística. La base de esta lengua está conformada por las diversas lenguas africanas habladas por los ancestros de los fundadores del palenque de San Basilio. Según los expertos, en la lengua criolla palenquera existe una gran influencia de las lenguas bantúes del África Central, en especial el kikongo y el kimbundu. Vocablos como ngombe, que significa ganado; moná, que significa niño o niña; y muchos otros son prueba de ello. Así surgió el palenquero, que fue un instrumento de resistencia cultural para los cimarrones asentados en el Palenque de San Basilio. La lengua de los palenqueros ha sido estigmatizada durante mucho tiempo. Hasta hace pocos años, en la escuela se prohibía a los niños y niñas hablar en la lengua que habían aprendido en sus hogares. Se le consideraba un español mal hablado. Esta actitud se inscribe dentro de una larga trayectoria de discriminación hacia los descendientes de los africanos en todo el mundo. Sin embargo, hoy por hoy, se llevan a cabo proyectos para que los niños y jóvenes palenqueros aprendan su lengua en la escuela al mismo tiempo que el español.
El criollo Sanandresano
En 1631 los ingleses puritanos se asentaron en el Archipiélago de San Andrés y Providencia con el fin de fundar una colonia agrícola. Gente del África centro-occidental fue traída desde las costas africanas y desde Jamaica para trabajar en las plantaciones de tabaco y algodón. En este contexto la lengua dominante era el inglés. Las lenguas africanas predominantes que hicieron parte de la lengua criolla que allí se originó son las aportadas por los grupos ewe, ibo y mandinga (y quizás otras que aún no han sido identificadas). La palabra fufú, que significa papilla de yuca, podría proceder de las lenguas twi, ewe o mende, en las cuales fufú significa papilla blanca. Como éste habría muchos otros ejemplos. La realidad lingüística del Archipiélago es muy compleja. La posterior irrupción del español creó conflictos culturales en una sociedad en la cual la gente aprendía a hablar en su lengua criolla al tiempo que se apropiaba del inglés estándar, el cual sigue siendo calificado como una lengua de prestigio. En la actualidad, en las islas coexisten las tres lenguas y cada una cumple funciones diferentes. Del mismo modo que el palenquero, y a pesar de ser la más hablada por la comunidad isleña, la lengua criolla también ha sido despreciada por recordar el pasado africano de la comunidad, inevitablemente asociado con la esclavitud. En ambos lugares del Caribe se han formado grupos para luchar por la recuperación de los valores culturales. Ellos trabajan por la redignificación de su lengua materna y su inclusión en la enseñanza.

ubicacion geografica de Africa

El primer mapa de esta pequeña colección cartográfica del continente africano nos muestra la conformación actual de los países que lo integran. A primera vista, lo que llama nuestra atención es la forma tan peculiar de los límites políticos de los distintos países en particular los del Golfo de Guinea o al sur y dentro de la República Sudafricana. Por otro lado tenemos zonas donde vemos estos países en miniatura y en contraste con éstos, otras regiones donde las extensiones son increíblemente grandes dentro de un mismo territorio. Todas estas características en la conformación de los límites es una de las tantas herencias que los colonizadores europeos dejaron a África, luego de su corta pero intensiva dominación.
En la zona del Golfo de Guinea, los colonizadores desembarcaban y comenzaba la exploración y cuando se hallaba algún recurso, se construía en forma perpendicular a la costa, las estructuras necesarias para su explotación. Esta es la razón de porqué los territorios poseen esta fisonomía tan peculiar. Por otra parte, existen en el continente, grandes zonas que, por razones climáticas y del medio natural, resultan inhabilitables para el hombre. Estos espacios son principalmente el desierto del Sahara, el Kalahari y la densa selva de la cuenca del Congo. Estos territorios tan extensos y poco aprovechables no fueron de mayor utilidad para los invasores, por lo tanto no hubo una disputa ni una división tan encarnizada del territorio a causa de sus posibilidades explotación.
Tomando el mapa Físico, para presentar otro aspecto general del continente, podemos apreciar en el que África presenta una gran regularidad de los medios bioclimáticos, determinados por la simetría climática del Ecuador, y que éstos ejercen un papel primordial del en el desarrollo de la actividad humana. El relieve ejerce un papel secundario; su infraestructura está determinada por el zócalo con grandes macizos en el Norte y en el Sur que, aunque modifica sustancialmente el medio bioclimático al actuar como barrera de cualquier viento húmedo que pudiese ingresar hacia el continente, son en proporción muy escasos